El blog se revitaliza con la nueva sección de "Titulares de actualidad" en la que os pondréis al día de lo que acontece en el mundo cultural y con la nueva encuesta semanal: esta vez, la pregunta es qué película será elegida para representar a España en los oscars . Las candidatas son la producción de terror e intriga protagonizada por Belén Rueda y producida por Guilllermo del Toro, "El orfanato", que ya recibió estupendas críticas en Cannes, el drama histórico de atractivo reparto femenino "Las 13 rosas" ambientado en la guerra civil y basado en un terrible hecho real y el filme de Garci de turno, que esperemos no sea tan anacrónico como los anteriores y por lo menos, se pueda atisbar algo de entretenimiento en su correcto pero conservador clasicismo y su gusto por un pasado añejo; esta vez, una historia de amor y violencia que se desarrollla en una Asturias caciquista. Ya veremos.
No dudéis en votar o incluir comentarios. Yo apostaría por "El orfanato" pero su factura poco española (tiene un aire americano, de calidad, eso sí) puede jugar en su contra.
martes, 25 de septiembre de 2007
domingo, 23 de septiembre de 2007
Día en San Sebastián


Siguiendo la costumbre de estos últimos años, me he acercado a Donostia/San Sebastián desde Bilbao para respirar el sanísimo aire cinematográfico que pulula por sus calles glamourosas y marítimas ,y de paso, asistir a alguna proyección que me haga sentir partícipe del fascinante festival (este año han sido tres, y no creáis que he acabado indigesto por exceso de comida).
Para empezar al día, ahí estaba Paul Auster con su nueva película como realizador (sí, me han entendido bien, resulta que ahora también está metido en el mundilllo del cine), un filme modesto, con tan sólo 4 actores (claro que los dos protagonistas son los brillantes David Thewlis e Irene Jacob, que valen por unos cuantos), un único escenario (una solitaria casa de campo) y un singular argumento metaliterario que habla del amor, la inspiración y la creación literaria sirviéndose de alegorías más o menos potables y más o menos interesantes. Precisamente, ahí reside el mérito de la producción: que Auster haya consegido sacar adelante con resultados aceptables un proyecto que se mueve dentro de lo convencional en su forma, pero que en realidad pretende explorar la vida interior de un escritor en el indefinible proceso de creación y desarrollo de una obra. Algunos baches en el ritmo (sosegado y paciente) parecen augurar lo peor, pero la llegada de simpáticos secundarios (el fontanero y su "sobrina")salvan a la obra de un precipicio que se antojaba cercano. Auster ha cimentado su filme en un par de sólidos actores y en su experiencia como crador de historias (¿suena pretencioso?), y el resultado no le ha salido irritante. Ya es mucho.
La segunda película del día, "Reclaim your brain-Free Rainer", en cambio, implica mucho más al espectador y le hace reflexionar bastante entre carcajadas y sorpresas. El realizador alemán de "Los edukadores" ha emprendido ahora una guerra contra la televisión actual y su sistema de medición de audiencias, así que, ni corto ni perezoso, construye una crítica tan alocada acomo despiadada e interesante de la manipulación de los medios sobre nuesta sociedad. Historia de redención, de amor, de integración social y revolución popular frente a las injusticias, "Reclaim your.." empieza muy agresiva y directa (la vida desenfrenada, implacable y excesiva de un responsable televisivo de éxito que , tras un accidente, se da cuenta de la realidad de su vida) y se desarrolla con fluidez e interés entre el humor, el mensaje (que aquí es muy estimulante), el ingenio, y la carga social, sin que el excesivo metraje (más de dos horas) reduzca su desparapajo, valentía e ilusión en cambiar las cosas. Le deso una largo vida comercial.
"Buda explotó por vergüenza" es la estimable ópera prima de una realizadora afgana de 18 años que recurre a varios niños no-profesionales para contar una historia en apariencia pequeña (la odisea costumbrista de una niña por poder aprender historias divertidas en el colegio de la región) pero que ilustra con acierto la realidad de Afganistán: la dificultad de las mujeres por acceder a una vida digna entre conflictos políticos y terroristas ,todavía relegadas a un rango de inferioridad, la importancia de la educación en medio de la miseria... ya que los niños representan, en crudas escenas (más por el fondo que por la forma) la vida que sus padres les han inculcado. El filme desarma por su aparente falta de pretensiones , su saludable humildad y su ilustración de los conflictos cotidianos de Oriente Medio, aunque le falta la intensida y fuerza de "Las tortugas tambíén vuelan" ganadora hace dos años y de emejante trama (la vida de varios niños en Irán).
Una buena cosecha de domingo que espero se repita en años venideros.
viernes, 21 de septiembre de 2007
Prismáticos indiscretos


Tras cosechar un notable éxito de taquilla en Estados Unidos y presentar oficialmente al que será el hijo de Indiana Jones y el nuevo actor fetiche de Spielberg, Shia Lebouf (también visto en "Transformers"), llega a nuestras pantallas el que algunos han calificado como "remake adolescente" del clásico de Hitchcock "La ventana indiscreta", DISTURBIA. Ciertamente, no van mal encaminados: la esperada producción bebe mucho de la protagonizada por James Stewart y va destinada a un amplio público juvenil que disfrutará con las variadas facetas del filme. Claro que, "Disturbia" es uno de esos pocos remakes buenos o por lo menos aceptables que no resultan vergonzantes a ojos de espectadores inteligentes (nada que ver con la mediocre "La ventana de enfrente", la adaptación de Christopher Reeve que era más un calco televisivo que otra cosa).
Así pues, el realizador de la que nos ocupa, un tal Caruso, sabe mantener un correcto equilibrio entre los elementos comunes y las aportaciones que se han molestado en incluir, muy sensatas por cierto: el protagonista ya no es un adulto tetrapléjico sino un joven de 17 años que se ha vuelto problemático tras la violenta muerte de su padre en un accidente de coche , el patio de vecinos ya no es tal sino una aparentemente apacible zona residencial con bonitos chalets y el amor del protagonista no es la hermosa reina de Mónaco sino una "tía buena" con cierto encanto que sabe seducir a la cámara .
Argumentalmente hablando, el filme se adapta extraordinariamente bien a los tiempos que corren: el nuevo público masivo es juventud con ganas de comer palomitas y pasar un rato ameno, las relaciones amorosas a los 17 años son tan simpáticas como previsibles, los asesinos son más retorcidos que entonces y el creciente miedo de la sociedad genera una paranoia morbosa que justifica, junto con el actual aburrimiento existencial de los jóvenes, la actitud de este bienintencionado "voyeur".
Teniendo todo eso en cuenta, no es de extrañar que "Disturbia" incluya momentos de relajación juvenil (chico y chica, jueguecito amoroso) y otros que rozan el terror comercial con una trepidante persecución final que conseguirá que toda la sala no pueda despegarse de la butaca. Razón que explica cierta irregularidad en un guión que, no obstante, se muestra de lo más efectivo y entretenido en su mayor parte, con dos medias horas (la primera y la última) primorosas y potentes.
Con todo esto, bienvenido sea este remake no-aceptado que de paso, también nos hace añorar aquellos tiempos en los que la intriga era un género realmente apasionante.
viernes, 14 de septiembre de 2007
Conmovedor parloteo


Este verano, he tenido la oportunidad de pasar un inolvidable mes en Montpellier, capital francesa situada en la costa mediterránea, un poco antes de la llamada Costa Azul. Como adicto al cine que soy, me llamó la atención el éxito ( todos los cines la poyectaban) de una comedia vital (tan del gusto de los gabachos) titulada "Dialogue avec mon jardinier" que contaba en su reparto con Daniel Auteuil y giraba en torno a la relación de amistad entre un burgués pintor y el sencillo jardinero que le cuida su casa de campo y que resulta ser un entrañable amigo de la infancia. Cuando supe de su estreno en España, una singular ilusión se apoderó de mí por ver la cinta que en cierto modo me había acompañado con su repetido cartel en mi julio francés.
La lectura del argumento puede llevarnos a una peligrosa conclusión: que nos encontramos ante la típica peli francesa donde hablan, discuten, se enamoran y se entristecen mucho en una "escondida"sucesión de tópicos.
Pues bien, aunque en "Conversaciones con mi jardinero" sean frecuentes ciertos tópicos y alguna que otra sensación a "déja vu" , el veterano realizador los maneja con tanta habilidad que recupera su eficacia original, ofreciéndonos un brillante poema campestre convertido en emotivo canto a la amistad recorido por una emocionante sensiblidad que hará las delicias de espectadores románticos que crean todavía en conceptos como la amistad, la bondad, la esperanza de cambiar...
Dos actorazos del cine francés en estado de gracia ponen sus caras a sendos protagonistas que , a través de numerosas conversaciones dotadas de un extraordinario sentido del ritmo, nos abren sus corazones y reflexionan ímplicitamente sobre el sentido de sus vidas.
Un filme luminoso, conmovedor, nostálgicamente fotografiado (cómo se añora ahora el verano, su sol, los verdes campos...) y , en definitiva, muy recomendable para todo aquel que desee pasar un buen rato (divertido, hermoso, reflexivo...) y quiera llevarse una sanísima sensación a vida, esperanza, humanidad.
Un corazón invencible

Michael Winterbotton es un director que no deja de sorprenderme: en los úlimos 5 años, al envidiable ritmo de película por año, ha tocado géneros tan dispares como el western, el porno, el documental político, la comedia refrescante... Hace 2 años, me los pasé muy bien en el Festival de Donosti (por cierto, el de este año está ya al caer) con su inteligente "A cock and bull story", una cinéfila revisión de la famosa obra inglesa "Tristam Shandy", y hace unos meses, se estrenó su aclamado "Camino a Guantánamo", interesante documental sobre la bochornosa prisión estadounidense. Siguiendo las pautas de este su anterior trabajo, Winterbotton se atreve a analizar , mediante una mezcla de ficción y documental, el rapto y posterior asesinato del periodista Danny Pearl (Wall Street Journal) a manos de fundamentalistas islámicos en Pakistán.
La cinta, comercialmente hablando, viene avalada por la presencia de una Angelina Jolie que, además de lucir unos curiosos rizos y un inesperado acento francés , demuestra lo buena actriz que puede ser más allá de aparatosas Lara Crofts o Señoras Smiths (que, todo hay que decirlo, tampoco lo hacía nada mal). En este caso, interpreta a la viuda, Marianne Pearl, con fuerte convicción y estremecedor realismo, en un logrado esfuerzo artístico para el que también ha contribuido la amistad entre Pearl y Jolie. Así, la protagonista se convierte en uno de los pilares de un filme que destaca por su seriedad, rigor y valentía al afrontar un doloroso hecho real y no caer en maniqueísmos o lecturas políticas innecesarias.
El realizador construye una estimable radiografía del caso sin evitar tocar temas trascendentes (el problema del terrorismo, la miseria del sudoeste asiático, el sufrimiento por la pérdida de un ser querido) pero haciéndolo con una delicadeza que se antoja necesaria en el apartado de la investigación y un tanto fría en el aspecto melodramático, donde Winterbotton todavía tiene una asignatura pendiente: la descripción de personajes no es del todo convincente ( como sí lo es el minucioso proceso de investigación) y la sequedad general de la producción no ayuda a acercar emocionalmente al espectador, pese a los esfuerzos de la actriz y el director por conseguirlo.
Es decir, nos encontramos ante un documental sobresaliente y un drama un tanto irregular e incompleto. De todas formas, merece (mucho) la pena.
lunes, 10 de septiembre de 2007
Culebrones disfrazados


Sí me gustaría hablar en este blog de dos interesantes propuestas televisivas a las que estoy notablemente enganchado y que parecen pasar un tanto desapercibidas debido a su veteranía. Una de ellas es de emisión diaria y quizá no tan popular para el gran público ("Amar en tiempos revueltos") y la otra, un serial consolidadísimo que, a este paso, se va a convertir en el más longevo de la televisión: se trata de "Hospital central". Las dos comparten un importante rasgo común: su innegable carácter de culebrones disfrazados.
"Amar..." se estrenó hace dos años en la primera cadena pública con el objetivo de seguir las pautas marcadas por "Cuéntame" pero con más humildes medios: es decir, analizar la historia reciente de España (en este caso, la Guerra Civil y la dura posguerra) de forma novelada y amena. La serie venía amparada por un estimulante reparto en el que jóvenes promesas y talentos reconocidos unían sus fuerzas (Héctor Colomé, Pilar Bardem y Ágata Lys junto a Rodolfo Sancho, Ana Turpin o Ana Otero) y por el interés que suscita un proyecto diferenter como este. El resultado fue existoso y, tras una primera temporada centrada en el romance entre Andrea, una joven de familia adinerada, y Antonio, un combatiente republicano, la cadena decidió alargar el chicle otorgando relevancia a personajes secundarios ( el carismático Isidro, Mario y Consuelo) y añadiendo nuevos personajes que a su vez, protagonizarían apasionadas historias (el dramático "rectángulo amoroso"entre Carlota, Elisa, Marcos y Ernesto). Tras más de 300 episodios y con la refrescante llegada de prometedoras tramas y personajes (actores de prestigio como Marta Calvó,Antonio Valero y Lola Marceli se han incorporado al reparto), podemos afirmar que "Amar" es un culebrón con todas las de la ley, pero también un entrañable, humilde y estimable espejo de toda una época, aspecto para el que contribuyen una esmerada ambientación y una cuidada recreación histórica. Ya me gustaría a mí que todos los culebrones fueran como este.
Algo parecido le ocurre a "Hospital Central" , la firme apuesta de T-5 desde hace 7 años. Los espectadores nos hemos familiarizado ya con personajes bien construidos y extremadamente novelescos que no sólo deben enfrentarse a casos médicos extremos y emocionantes, sino también a vidas privadas en continuo movimiento. Un cocktail muy atractivo que hace las delicias de casi todo el mundo: y es que hay para todos en este trepidante hosptal que ya forma un mundo propio dentro de la televisión.
Culebrones disfrazados, sí, pero también excelentes.
jueves, 6 de septiembre de 2007
Cuando yo era cantante...

El cine francés nos tiene acostumbrados a presentar comedias dramáticas aparentemente intrascendentes, con personajes bien construidos, actores generalmente sólidos y tramas que intentan ocultar una evidente sensación a "deja vu" , recurriendo a diálogos escritos con más seriedad de la normal.
La nueva "Chanson d´amour" se inscribe casi a la perfección en esta especie de "género gabacho". A saber; un argumento que nos recuerda a otros tantos, pero con ciertas peculiaridades interesantes (un cantante de baladas venido a menos que recorre la provincia con su modesta orquesta y una madre separada incapaz de que su hijo la quiera entablan una intensa relación de soledades compartidas), un astro del cine galo que resucita en todo su esplendor y además inunda la pantalla con su insospechado talento musical (Depardieu, cómo canta el hombre) y un bellezón muy francés perfecta en su papel (Cécile de France), y , por lo demás, un desarrollo sosegado que se permite algún que otro bajonazo de ritmo, compensándolo con momentos emotivos , sin falsos sentimentalismos, y una representación gráfica de lo que significa la soledad (el tono sobrio del filme ayuda). En apariencia, un drama romántico más, realista, eso sí, y con un transfondo digno de analizar.
Sin embargo, hay varios elementos que la realzan por encima de la media . Para empezar, la vital presencia de Dépardieu y su compañera de protagonismo , a lo que el filme le debe casi su existencia, pero también hay algo más implícito y conmovedor que revolotea durante trodo el metraje : la reivindicación de la canción melódica, cerca ya de su fallecimiento definitivo, como expresión de emociones hondas e irrecuperables: un homenajes casi póstumo para el que Dépardeieu nos abre el corazón de un personaje maravillosamente construido, un hombre que vive del recuerdo inmerso en una dolorosa y consciente soledad. Por eso, resulta impagable la última escena, la del protagonista cantando la muy oportuna "Quand j´etais chanteur" ("Cuando yo era cantante", título original del filme).
La nueva "Chanson d´amour" se inscribe casi a la perfección en esta especie de "género gabacho". A saber; un argumento que nos recuerda a otros tantos, pero con ciertas peculiaridades interesantes (un cantante de baladas venido a menos que recorre la provincia con su modesta orquesta y una madre separada incapaz de que su hijo la quiera entablan una intensa relación de soledades compartidas), un astro del cine galo que resucita en todo su esplendor y además inunda la pantalla con su insospechado talento musical (Depardieu, cómo canta el hombre) y un bellezón muy francés perfecta en su papel (Cécile de France), y , por lo demás, un desarrollo sosegado que se permite algún que otro bajonazo de ritmo, compensándolo con momentos emotivos , sin falsos sentimentalismos, y una representación gráfica de lo que significa la soledad (el tono sobrio del filme ayuda). En apariencia, un drama romántico más, realista, eso sí, y con un transfondo digno de analizar.
Sin embargo, hay varios elementos que la realzan por encima de la media . Para empezar, la vital presencia de Dépardieu y su compañera de protagonismo , a lo que el filme le debe casi su existencia, pero también hay algo más implícito y conmovedor que revolotea durante trodo el metraje : la reivindicación de la canción melódica, cerca ya de su fallecimiento definitivo, como expresión de emociones hondas e irrecuperables: un homenajes casi póstumo para el que Dépardeieu nos abre el corazón de un personaje maravillosamente construido, un hombre que vive del recuerdo inmerso en una dolorosa y consciente soledad. Por eso, resulta impagable la última escena, la del protagonista cantando la muy oportuna "Quand j´etais chanteur" ("Cuando yo era cantante", título original del filme).
Vayan pues, y asistan emocionados a la muerte en directo de un mundo que creíamos olvidado.
miércoles, 5 de septiembre de 2007
Curas y hermanitos...un tanto peculiares

Ayer noche, t-5 y Antena 3 firmaron la primera declaración de guerra de este curso que se anuncia movidito (en muchos ámbitos) y en el que, televisivamente hablando, no parece que vayamos a aburrirnos. Desde luego, lo de ayer fue prometedor: tres propuestas interesantes (incluyo el documental de LA 2 sobre los gays en la época de Frenco, que finalmente no pude grabar) y dos esperados estrenos, que cómo no, debían rivalizar entre sí para entretenimiento de directivos aburridos y avariciosos. Aunque claro, la avaricia rompe en saco, y después de tanto bombo y platillo, ninguna de las dos ha cuajado mucho si tenemos en cuenta las discretas cifras de audiencia obtenidas por ambas: y es que la americanada de la 1 ("El bar Coyote" ) y el baloncesto (ay, los deportes...) se interpusieron con descaro entre el público y las nuevas ficciones. Ya se sabe que lo del respetable cada vez merece menos respeto...Lo digo porque, tanto "Quart" como "Hermanos y detectives" se merecen algo más que un 15 y 17% de share, respectivamente.
Empecemos por la propuesta de A-.3, "Quart", una ambiciosa adaptación de la novela de Reverte, "La piel del tambor" , aunque en lenguaje televisivo, es decir, con tramas independientes en cada capíttulo, manteniendo a los protagonistas y varios argumentos de fondo. El experimento (lo llamo así ya que pocas veces se han visto series con parecido planteamieto y ambición) ha sido muy publicitado; algo compresible si reparamos en el miedo que las cadenas tienen a que sus grandes inversiones caigan en saco roto, como ya le pasó a la "pobre" T-5 con su fallida "Vientos de agua". Se había anunciado la abundancia de exteriores, el ritmo trepidante, las aventuras intrigantes... Pues bien, lo de ayer fue un espectáculo casi alucinante: un cura (bien atlético el mozo) haciendo flexiones, reencontrándose con un amor de juventud, resucitando el espíritu de la Fletcher (la Iglesia hace de todo, o eso parece) para resolver crímenes imposibles, pero, eso sí, sin casi humor y sin la simpatía de la Lansbury (me parece a mí que Roberto Enríquez, el actor, se lo ha tomado demasiado en serio). Lo que ya es más difícil es que el espectador se tome en serio un híbrido irregular entre "El pájaro espino" , "El código Da Vinci"(organización secreta incluida) y los misterios de "Se ha escrito un crimen" sustituyendo las pistolas por cruces sagradas (envenenadas) y los asesinos por devotos no muy santos, que se diga, todo ello sazonado con el tono de las novelas de Matilda Asensi, que hablan de todo y de nada a la vez. En fin, que el resultado es ameno y estimulante, en un panorama televisivo pobre de ideas y de medios (aquí los hay), pero uno no puede dejar de pensar si el (impecable) envoltorio no es más que un escondite del desmadrado contenido, donde sobra gravedad y falta coherencia.
Veremos cómo evoluciona.
En cambio, si por algo destaca "Hermanos y detectivos" es por su inesperada simpatía y su saludable falta de pretensiones: tras una notable intruduccción en la que Poncela pretende demostrarnos que puede interpretar tanto a Carlos Deza como a un calculador asesino (lo consigue con creces), la serie toma los derroteros familiares (en las primeras escenas habría una estampida del público infantil: mala maniobra) y nos presenta a un policia "del montón", humano y un tanto cansado del oficio, (se agradece que no sea un héroe, como en tantas series policiales) que descubre tener un hermano del que debe hacerse cargo: El niño resulta ser superdotado, argentino y en el borde de lo repelente, pero hace gracia, y sobre todo, se come la pantalla con su expresividad y su acento argentino, que por una vez me parece muy divertido. La trama decae un poco en su desarrollo, convencional y con alguna laguna de ritmo, pero enseguida recupera y la acción prefiere el humor a la espectacularidad. Tiene todas las papeletas para ser un éxito, aunque necesita pulir sus imperfecciones.
En resumidas cuentas, dos estrenos estimables (con matices) a los que habrá que seguir la pista. Veremos.
BIENVENIDOS
Bienvenidos a "Los días y sus noches", el nuevo blog de un humilde servidor, que, incapaz de terminar de escribir un solo libro, ha decidido desahogarse "literariamente" con este diario en el que procuraré hablar de todo: de mis dos pasiones, el cine y la literatura, de mi pasatiempo favorito, la televisión, de chismorreos varios, y por qué no, también de alguna confesión personal. Comience pues esta crónica del presente, de sus contiunuas idas y venidas, en forma de noria un tanto irritante( aunque no más que la de Jordi González). Bienvenidos
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