
Michael Winterbotton es un director que no deja de sorprenderme: en los úlimos 5 años, al envidiable ritmo de película por año, ha tocado géneros tan dispares como el western, el porno, el documental político, la comedia refrescante... Hace 2 años, me los pasé muy bien en el Festival de Donosti (por cierto, el de este año está ya al caer) con su inteligente "A cock and bull story", una cinéfila revisión de la famosa obra inglesa "Tristam Shandy", y hace unos meses, se estrenó su aclamado "Camino a Guantánamo", interesante documental sobre la bochornosa prisión estadounidense. Siguiendo las pautas de este su anterior trabajo, Winterbotton se atreve a analizar , mediante una mezcla de ficción y documental, el rapto y posterior asesinato del periodista Danny Pearl (Wall Street Journal) a manos de fundamentalistas islámicos en Pakistán.
La cinta, comercialmente hablando, viene avalada por la presencia de una Angelina Jolie que, además de lucir unos curiosos rizos y un inesperado acento francés , demuestra lo buena actriz que puede ser más allá de aparatosas Lara Crofts o Señoras Smiths (que, todo hay que decirlo, tampoco lo hacía nada mal). En este caso, interpreta a la viuda, Marianne Pearl, con fuerte convicción y estremecedor realismo, en un logrado esfuerzo artístico para el que también ha contribuido la amistad entre Pearl y Jolie. Así, la protagonista se convierte en uno de los pilares de un filme que destaca por su seriedad, rigor y valentía al afrontar un doloroso hecho real y no caer en maniqueísmos o lecturas políticas innecesarias.
El realizador construye una estimable radiografía del caso sin evitar tocar temas trascendentes (el problema del terrorismo, la miseria del sudoeste asiático, el sufrimiento por la pérdida de un ser querido) pero haciéndolo con una delicadeza que se antoja necesaria en el apartado de la investigación y un tanto fría en el aspecto melodramático, donde Winterbotton todavía tiene una asignatura pendiente: la descripción de personajes no es del todo convincente ( como sí lo es el minucioso proceso de investigación) y la sequedad general de la producción no ayuda a acercar emocionalmente al espectador, pese a los esfuerzos de la actriz y el director por conseguirlo.
Es decir, nos encontramos ante un documental sobresaliente y un drama un tanto irregular e incompleto. De todas formas, merece (mucho) la pena.
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