

Tras cosechar un notable éxito de taquilla en Estados Unidos y presentar oficialmente al que será el hijo de Indiana Jones y el nuevo actor fetiche de Spielberg, Shia Lebouf (también visto en "Transformers"), llega a nuestras pantallas el que algunos han calificado como "remake adolescente" del clásico de Hitchcock "La ventana indiscreta", DISTURBIA. Ciertamente, no van mal encaminados: la esperada producción bebe mucho de la protagonizada por James Stewart y va destinada a un amplio público juvenil que disfrutará con las variadas facetas del filme. Claro que, "Disturbia" es uno de esos pocos remakes buenos o por lo menos aceptables que no resultan vergonzantes a ojos de espectadores inteligentes (nada que ver con la mediocre "La ventana de enfrente", la adaptación de Christopher Reeve que era más un calco televisivo que otra cosa).
Así pues, el realizador de la que nos ocupa, un tal Caruso, sabe mantener un correcto equilibrio entre los elementos comunes y las aportaciones que se han molestado en incluir, muy sensatas por cierto: el protagonista ya no es un adulto tetrapléjico sino un joven de 17 años que se ha vuelto problemático tras la violenta muerte de su padre en un accidente de coche , el patio de vecinos ya no es tal sino una aparentemente apacible zona residencial con bonitos chalets y el amor del protagonista no es la hermosa reina de Mónaco sino una "tía buena" con cierto encanto que sabe seducir a la cámara .
Argumentalmente hablando, el filme se adapta extraordinariamente bien a los tiempos que corren: el nuevo público masivo es juventud con ganas de comer palomitas y pasar un rato ameno, las relaciones amorosas a los 17 años son tan simpáticas como previsibles, los asesinos son más retorcidos que entonces y el creciente miedo de la sociedad genera una paranoia morbosa que justifica, junto con el actual aburrimiento existencial de los jóvenes, la actitud de este bienintencionado "voyeur".
Teniendo todo eso en cuenta, no es de extrañar que "Disturbia" incluya momentos de relajación juvenil (chico y chica, jueguecito amoroso) y otros que rozan el terror comercial con una trepidante persecución final que conseguirá que toda la sala no pueda despegarse de la butaca. Razón que explica cierta irregularidad en un guión que, no obstante, se muestra de lo más efectivo y entretenido en su mayor parte, con dos medias horas (la primera y la última) primorosas y potentes.
Con todo esto, bienvenido sea este remake no-aceptado que de paso, también nos hace añorar aquellos tiempos en los que la intriga era un género realmente apasionante.
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